Me considero trabajador y afanoso. Nací para ser jugador del básquetbol. Cuando me uní al equipo supe que íbamos a derrotar el campeonato del estado. Me imaginaba con el trofeo rutilante de oro en mis manos. Muchos dicen que requiere mucha práctica pero casi no me importa llegar. Me imagino una muchedumbre indómita vociferando mi nombre. Nunca voy a las prácticas pero sé que seré campeón. Un día me había quedado tarde en la escuela esperando a un amigo, cuando entró el conserje; quien tenía una barba larga y blanca; sus ojos claros, azules y sabios, me miraron. Me dijo, “A juventud ociosa, vejez trabajosa.” Al salir el conserje, una ráfaga de viento entró por la puerta abierta. Miré a mi reloj, era el tiempo de la práctica. En vez de ir a la práctica, regresé a mi casa. Finalmente el día llegó del último partido. Llegué al partido, me puse mis zapatos, me alisté para jugar y triunfar. Corrí hacia mi entrenador, “¡Permítame jugar! ¡Aquí estoy! ¡Estoy listo ya!” Pero me mandó al banco, la muchedumbre no estaba llamando mi nombre, no había un trofeo de oro, yo nunca había llegado a la práctica. 

Lo que hace el autor

• Historia A y Historia B
• Oraciones largas
• Palabras avanzadas
• Una historia acerca de una experiencia real